lunes, 4 de abril de 2011

Mi primera vez....de verdad!

A sus pies Señora:

Aún recuerdo como si fuese ayer mi primera sesión real de D/s. Fue hace año y medio, pero fue un momento especial y mágico para un servidor. Llevábamos ya varias veces hablando sobre la posibilidad, varias veces nos habíamos tomado un café, charlado, pero me faltaba el paso de poderla servir de verdad, de estar un ratito bajo sus órdenes.

Fue un 21 de septiembre, había reservado una habitación en un hotel del centro de la ciudad. Quedamos en la puerta, muchos nervios se me acumulaban en mi interior. Como suele pasar en estos casos que llevas prisa, nos tocó una recepcionista de prácticas y lo que tardaron en registrarnos y darnos la habitación. Se me hizo eterno ese rato.

Después subimos a la habitación, siempre detrás de la Señora. Abrí la habitación y nada más entrar me arrodillé ante Ella y me ordenó que me desnudara. Los nervíos recorrían mi interior, nunca tuve tanta torpeza para quitarme la ropa...

Ella se sentó en la cama y me dijo que estaba cansada de todo el día, que llevaba los pies molidos...una clara indicación que recogí enseguida. Le quité los zapatos y me dediqué con locura a darle un agradable masaje, primero con mis manos, pero más tarde con mi boquita y mi lengua, dedicándome a cada dedito con especial atención, chupando con suavidad, intentando relajar. En esos silencios que se producen uno piensa si lo estará haciendo bien.... pero no me atrevía a mirar a la cara para ver si le gustaba. Con un poco de miedo y excitación, levanté la cara y vi que por los ojitos de la Señora estaba disfrutando, pero Ella se dio cuenta y con el otro pie me bajo la cara y luego emepzó a juguetear con una parte de mi cuerpo que había crecido considerablemente.

En ese mismo momento, era tal la excitación, que estuve a punto de correrme, algo que no le hubiese gustado. Así que tuve que intentar concentrarme, pero era tanta la emoción y excitación, de tanto tiempo esperando ese momento.... que me costó conseguirlo, pero lo hice.

Después de trabajar muy bien sus piececitos, la Señora me dij que me iba a premiar con ver su cuerpo y empezó a desvestirse. La verdad que con estos estímulos mi excitación no se calmaba, sino que iba "in cresendo". Después me bautizó como una muy buena perrita masajeadora, por lo que me tuve que dedicar a sus piernas y a su espaldita. Fue un gran placer poder palpar y sentir cada centímetro de su piel, sentir con mis labios la ternura y suavidad de esa piel tantas veces deseada y anhelada.

Todavía recuerdo ese día, pero no creo que esa conveniente explicar todo en un sólo post.... sólo decir que conforme pasaba el rato, los nervios desaparecían. La tranquilidad se apoderaba de mi, pero sobre todo.... la felicidad de estar siendo un gran perrito que por fin lo podía demostrar con los hechos....

Continuará...

su perrita luismi

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